Portugal vivió días de mucha fe, amor y alegría durante la Jornada Mundial de la Juventud. Después de 4 días de pre-JMJ en el Colegio Sagrado Corazón de María de Lisboa, los jóvenes de nuestros Colegios y Obras de Portugal y de los países donde están las Hermanas del Corazón de María se lanzaron a la fiesta con el Papa Francisco del 1 al 6 de agosto y vivieron días inolvidables.
Para los jóvenes, fue una oportunidad de estar cerca del Papa y, sobre todo, más cerca de Dios. «Fue una oportunidad para reconectar y estar cerca del Santo Papa», dijo João Coutinho, antiguo alumno del Colegio de Nuestra Señora del Rosario de Oporto y animador de la JMJ RSHM. Más de 300 jóvenes, monitores y religiosos de países como Portugal, Brasil, Santo Tomé, Timor Oriental y Zambia participaron en la JMJ RSHM.
Para Elisa de Paula Reis Lima, de la Parroquia Divino Espíritu Santo, que viajó desde Ubá, Brasil, para vivir la Jornada con el Corazón de María, la experiencia también significó salir de su zona de confort. «Tu fe es mucho más grande de lo que crees y vivir estos momentos es importante para que puedas verlo», afirmó.
Fe es la palabra más repetida por los jóvenes. La Jornada fue una oportunidad para «abrir mi fela comunidad, no guardármela para mí», dijo Carolina Venade, antigua alumna del Colégio de Sagrado Corazón de María de Lisboa. Significó «vivir una experiencia de fe con gente que cree lo mismo que yo», añadió Joana Moreira, que también estudió en Lisboa. Para Suaziney Cabral, de São Tomé, fue «otro paseo junto a los jóvenes y juntos vivimos en una misma fe, como Cristo nos enseñó».
Durante los días previos a la Jornada y el tiempo con el Papa, los jóvenes del MEC revelaron que tienen urgencia por ayudar a los necesitados, como el padre Gailhac. Además del deseo de hacer crecer su fe, de dar testimonio a la comunidad, de estar más cerca de Jesús y de María y de cumplir lo que Dios les pide, los jóvenes quieren descubrirse a sí mismos y a los demás, tener cada día más valor y recuerdos inolvidables, como los de la JMJ de Lisboa.
En el Movimiento Juvenil CoMTigo – que ofrece a los jóvenes un camino pastoral de profundización y vivencia de la espiritualidad de las Religiosas del Sagrado Corazón de María – la preparación para la JMJ comenzó mucho antes de agosto, en octubre pasado, con encuentros mensuales y catequesis, que intentaban preparar para lo que íbamos a vivir.
«Fue una oportunidad para estar con los jóvenes, aumentar nuestra fe y dar testimonio de nuestra alegría para que todos los que nos rodean se sientan un poco mejor cada día», subraya la profesora Teresa Leite, del Colégio de Nuestra Señora del Rosário, en Oporto. «Una explosión de esperanza», subraya Paulo Jorge Pinto, también profesor en Rosário. «Una experiencia que no cambiaría por nada», dice Carla Siqueira. Para Carla, profesora en el Sagrado de Lisboa, toda la energía positiva que se une en torno al Papa y a Cristo en la Jornada nos inspira a ser mejores.
Durante la Jornada, los jóvenes también visitaron la Feria Vocacional, un lugar de encuentro y descubrimientos vocacionales, donde las Religiosas del Sagrado Corazón de María recibieron a todos con alegría, una réplica de la Fuente de Béziers y abundante agua.
Para Ricardo Ramalho, del Colegio de Oporto, que también acompañó a los jóvenes «fue bueno ver su alegría, es genial acompañar a estos jóvenes que son nuestro futuro. Son la energía de hoy». Ricardo subraya también que las palabras del Papa, dirigidas a los jóvenes de todo el mundo, están en sintonía con el presente.
Las palabras del Papa están con los jóvenes y con todos nosotros:
Lee a continuación fragmentos de los discursos del Papa durante las Ceremonias de Acogida, Vía Crucis, Vigilia y Santa Misa de la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud. Fuente: Dicastero per la Comunicazione – Libreria Editrice Vaticana (www.vatican.va)
Cerimonia de Acogida
“Que sean días en los que grabemos en el corazón que somos amados como somos. No como quisiéramos ser, como somos ahora. Y este es el punto de partida de la JMJ, pero sobre todo el punto de partida de la vida. Chicos y chicas, somos amados como somos, sin maquillaje.”
“Jesús nunca cierra la puerta, nunca, sino que te invita a entrar; entrá y ve. Jesús recibe, Jesús acoge. En estos días cada uno de nosotros transmite el lenguaje de amor de Jesús. Dios te ama, Dios te llama. ¡Qué lindo es esto! Dios me ama, Dios me llama. Quiere que esté cerca de Él.”
Vía Crucis con los Jóvenes
«Jesús quiere colmar nuestro miedo, tu miedo, mi miedo, esos miedos oscuros los quiere colmar con su consolación. Y Él espera a empujarnos a abrazar el riesgo de amar. Porque ustedes lo saben, lo saben mejor que yo: amar es riesgoso. Hay que correr el riesgo de amar. Es un riesgo, pero vale la pena correrlo, y Él nos acompaña en esto. Siempre nos acompaña. Siempre camina. Siempre, a lo largo de la vida, está junto a nosotros.”
Vigilia con los Jóvenes
“La única manera en que es lícito, la única situación en que es lícito mirar a una persona de arriba para abajo es —lo digan ustedes— para ayudar a levantarse.”
“Yo los dejo con esta idea nomás: caminar y, si uno se cae, levantarse; caminar con una meta; entrenarse todos los días en la vida. En la vida, nada es gratis. Todo se paga. Sólo hay una cosa gratis: el amor de Jesús. Entonces, con esto gratis que tenemos —el amor de Jesús— y con las ganas de caminar, caminemos en esperanza, miremos nuestras raíces y vayamos adelante, sin miedo. No tengan miedo.”
Santa Misa para la Jornada Mundial
“¿Qué nos llevamos?, respondo con estas tres palabras: Resplandecer, escuchar y no tener miedo.”
“Queridos jóvenes, quisiera mirar a los ojos a cada uno de ustedes y decirles: no tengan miedo. No tengan miedo. Es más, les digo algo muy hermoso, ya no soy yo, es Jesús mismo quien los está mirando en este momento. Nos está mirando. Él los conoce, conoce el corazón de cada uno de ustedes, conoce la vida de cada uno de ustedes, conoce las alegrías, conoce las tristezas, los éxitos y los fracasos, conoce el corazón de ustedes. Lee vuestros corazones y Él hoy les dice, aquí, en Lisboa, en esta Jornada Mundial de la Juventud: «No tengan miedo». Anímense, «no tengan miedo”.»
