Carta 9

Posted marzo 14, 2022

Béziers, Bon Pasteur, 2021-12-03

Estimado Padre Gailhac

Me alegra escribirle para decirle lo privilegiado que me siento por haberle conocido desde los veinte años. En esta primera carta escrita, mis palabras no pueden hacer justicia a su presencia en mi vida, pero intento expresar un poco de ella para los últimos años.

Cuando era una joven relegiosa, la Hna. Maurice me hablaba mucho de usted y sobre todo, me daba mucho testimonio de used. Sus palabras, su oración, su pasión tocaron al joven relegiosa que era.

Mucho más tarde, durante mi misión en la Casa Madre, tuve la oportunidad de presentarle a muchas personas.  Así que en esta carta quiero hablarles de eso.

Me resulta imposible contar el número de personas que vinieron a la Casa Madre durante los largos años que pasé allí. Me tocó darte a conocer, por supuesto en el contexto de una comunidad y con laicos que fueron seducidos por su pasión de amor por Jesucristo y por todos. 

En cada visita de una persona o de un grupo, fue una aventura vivida en la fe: el testimonio de que fui trasladado al segundo plano y usted, Padre,  uniste a cada visitante o peregrino donde no había nadie. Gracias Padre Gailhac. Hubo muchos indicios de ello en su momento, pero lejos de ser un sentimiento pasajero, muchas personas lo atestiguaron más tarde a través de sus escritos, su compromiso o simplemente sus vidas. Ciertamente, sus testimonios quedan grabados en mi corazón y a través de estos encuentros he experimentado intensamente la reciprocidad de las relaciones. También he crecido en el conocimiento de su espiritualidad y con el tiempo me ha ayudado a vivirla con más pasión.

Respetando la confidencialidad de lo que he oído y visto, no puedo permanecer en silencio.  Hoy vuelvo a decir un emocionante gracias por tantas gracias recibidas por tu intercesión: un nacimiento anunciado, una paz recién encontrada, un discernimiento realizado, una fuerza para vivir la enfermedad, un valor para afrontar toda una vida de minusvalía, una decisión tomada, una curación, aunque los médicos no lo indiquen, una apertura para descubrir a ese Jesucristo que usted inspira.

Para los que no pueden unirse a usted en una fe explícita y expresada, sigues siendo una fuente de inspiración en el servicio a los pobres. Pero también sé que vives en una profunda humildad y por eso relacionas todo esto con Dios: «sin Dios no puedes hacer nada» o «hazlo todo por la gloria de Dios».   

Te encantan las cartas personales.  También sé lo fiel que eres al responder a cada persona. A menudo también te encuentro en las cartas a tal o cual hermana. Nuestros mayores han tenido la sabiduría de guardar sus cartas. Gracias por las señales a lo largo de los días. Por el momento es su carta del 17 de diciembre de 1878 la que me ayuda a llegar a la Navidad.

Su hija 

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