Carta 11

Posted abril 13, 2022

Ubá Janeiro 2022

¡Mi amigo, el Padre Gailhac!

Nuestra amistad comenzó en 1994. Antes, para mí no existían Béziers, Madame Cure, Monsieur Eugéne, Père Martin, Monseigneur Thibault, Bayssant, Le Refuge, Abbé Jean… ¡rien ni personne! Poco a poco, a medida que lo iba conociendo, fui añadiendo todos esos lugares y personas a mi universo, sin darme cuenta de que mi espiritualidad se iba moldeando, irremediablemente.  

Sabes, amigo mío, al principio de nuestra amistad, lo que más me llamó la atención fue tu «sentido de la urgencia» hacia los empobrecidos. Eso me enganchó. Enseguida me di cuenta de que no era un teórico más de la vulnerabilidad social, sino un siervo de Dios cuya fe práctica, arraigada en la École Française de Spiritualité, comprendía que la Vida, amenazada en todas partes, exige de nosotros algo más que análisis y diagnósticos. 

Fuiste (has sido) levadura en mi masa desde entonces. Me has ayudado (me han ayudado) a desatar los nudos, a crear valor, a tomar la iniciativa. Al igual que tú, yo también me he equivocado, he necesitado volver atrás, retomar, corregir el rumbo. No todas las iniciativas a favor de la Vida son asertivas y eficaces, como bien sabes. Pero no hay justificación para la inercia, esa es la mayor lección que me enseña tu testimonio. 

En 1855, cuando esta expresión ni siquiera existía, se le «cancelaba». Ya te habías enfrentado a este tipo de calvario antes, pero parece que esta vez el golpe fue más fuerte: fue uno tras otro. Incluso decían que era el fin de su apostolado y que nunca más se levantaría de esta caída. Una lluvia de noticias falsas empapó su nombre y lo salpicó a su alrededor. Imagino su decepción, su ansiedad, sus momentos de soledad. 

Las persecuciones a las que te has enfrentado te humanizan ante mis ojos y no me hacen retroceder ni un ápice en mi convicción de tu santidad: precisamente porque nada de lo humano te es ajeno, percibo cuánto hay de divino en ti. Cuando las cosas no salen como esperaba, o no me siento comprendido en mis propósitos, es en ti donde intento reflejarme… Remando lentamente en la niebla. 

No tengo muchos amigos, pero sí buenos. Confiando en nuestra amistad, desde hace algunos años he dejado de rezar por su valiosa intercesión. En mi fe, estoy seguro de que para innumerables personas ya me has ayudado, y te lo agradezco. Como sé que la amistad es un camino que desaparece si no se pisa constantemente, siempre te tengo presente y no pierdo ni una sola oportunidad de hablar de ti a otras personas. No soy egoísta. 

Por cierto, gracias por la fuerza con respecto a mi esposa. La doctora no podía creerlo cuando vio las nuevas pruebas. La aprensión dio paso a la euforia. Y sé, en el fondo, que tú has tenido algo que ver. Espero corresponderte siendo un amigo que te honra y no te avergüenza. Sé que no siempre lo consigo, pero lo intentaré. Quédate ahí con Dios. Sé que no estás descansando. No te dejarán. Tienes muchos amigos por aquí

Con amistad y afecto,

Evandro Albuquerque de Andrade

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