Supone: valor, determinación, confianza y libertad
Avanzar no siempre es fácil, porque en el camino nos detenemos en pequeñas cosas y hacemos de ellas grandes montañas, lo que nos impide ver el otro lado de la vida y la continuidad del viaje.
Avanzar requiere determinación y objetividad.
Es como el agua de un río que desemboca en el mar; nada la detiene, siempre avanza, superando todos los obstáculos, porque siente la fuerza y la atracción de Aquel que la espera, para acogerla y hacerla descansar de su carrera: para extenderse en la inmensidad de la paz y la tranquilidad que le ofrece el mar.
Así sucede con nosotros, cuando creemos de verdad en el Señor que nos llama a la vida, para no quedarnos envueltos en el acto inicial de nuestra existencia, sino para avanzar continuamente hacia Aquel que nos llama, nos recrea, nos atrae y nos conduce, nos levanta por los brazos para dar el salto con seguridad. Entonces, sí, encontraremos la fuerza, la confianza y la libertad para seguir avanzando sin detenernos en nada porque nuestra meta es encontrarnos con Aquel que nos ama, Jesucristo Resucitado, con el Padre y el Espíritu Santo.
Hermana Rosa Peixoto, RSCM – Cabeço de Vide – Area de Portugal