Casa Madre
Por Hermana Bernadette McNamara RSCM
Desde hace un año, los periódicos y los medios tecnológicos nos hablan con un horizonte muy limitado, como en una niebla. Mucha gente habla del vacío de sentido. Sin embargo, tanto los adultos como los niños buscan lo que hay más adelante… leer la siguiente página de un libro, subir la colina para ver el otro lado, seguir los giros del camino para ver más allá. Eso es lo que hacemos por el sentido de la vida. ¿Adónde vamos? ¿Cómo será mañana? ¿Y después?
El Evangelio de este tiempo nos da un amplio horizonte al abrirnos a la plenitud de la Vida hoy. La Palabra de la Buena Nueva actúa en nosotros, opera en nosotros; pero ¿cómo podemos escuchar lo inaudito de esta Palabra en nuestra vida íntima? Nos invita a mirar más allá, a salir de nosotros mismos al celebrar la muerte-resurrección de Jesús y de nosotros mismos, como nos dice San Pablo. Nuestra fe nos orienta hacia esta esperanza en el futuro.
En su carta del Viernes Santo de 1883 a las comunidades, nuestro Fundador, el Venerable Padre Gailhac, nos recuerda que Jesús, al levantarse del sepulcro, quiso que todos participáramos de la gloria de la resurrección. ¿Cómo podemos reconocer esta resurrección espiritual en nuestra vida actual?
«Jesucristo, nuestro modelo en todas las cosas, quiere ser nuestro modelo de resurrección espiritual:» Jesucristo estaba resplandeciente de luz, gloria y poder. El alma verdaderamente resucitada debe estar llena del espíritu de Jesucristo. Resucitar es transformarse… el alma resucitada es la que ha asentado en su corazón sus ascensiones, y no se detiene nunca en el camino trazado por Jesucristo.
Este horizonte nos da hoy un impulso; un impulso que brilla en nosotros y para nuestro mundo. Jesús resucitado quiso manifestarse ante 500 testigos a la vez. «Porque como el Padre resucita a los muertos y los hace vivir, así también el Hijo hace vivir lo que quiere» Jn 5,21
En la 1ª carta de San Pablo a los Tes. v 13
«Por eso damos gracias a Dios continuamente porque al recibir la palabra de Dios, que os hemos hecho no como palabra de ombres, sino como realmente es, como palabra de Dios, que actúa en vosotros los que creéis. »
Qué alegría vivir con esta Palabra viva, activa para los que escuchan en el presente. Qué horizonte para el cristianismo en nuestro mundo donde la muerte y el vacío están tan presentes.
Aprovecho la soledad de este momento para dejar resonar en mí la increíble buena noticia. Cultivemos la esperanza para que quienes nos rodean la sientan, abriendo así una brecha para el diálogo. «¿No ardían todos nuestros corazones al escuchar las palabras de las Escrituras?»
Señor, que tu Palabra transforme nuestra mente y nuestro cuerpo; Condúcenos a un nuevo renacimiento para que nuestro corazón se mueva en este tiempo pascual. De esta manera seremos criados enteramente en comunión con tu Hijo Jesús.