«Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se alegra…».
Esta frase del Magnificat expresa los sentimientos de las novicias y de todos los que vivimos esta celebración el 22 de enero. La familia RSHM es ahora más grande y más rica.
La comunidad del noviciado preparó, con mucho esmero, este evento: ensayos, invitaciones, tecnología, comida, etc. – Un hermoso trabajo en equipo: la sinodalidad.
El acto más solemne, la Eucaristía, fue celebrado por 3 sacerdotes con RSHM, cristianos de la parroquia y amigos presentes. La participación presencial tuvo que ser limitada debido a la pandemia, aunque tuvimos la alegría de contar con hermanas de todo el Instituto vía online. La hermana Paré, en nombre de la hermana Margaret Fielding, recibió los votos de las novicias y entregó a cada una de las nuevas profesas la cruz del Instituto.
Todo se desarrolló en un ambiente de oración, animado por cantos apropiados y bailes armoniosos que dieron gran vida a la celebración.
Asmina, Lídia y Paulina entraron en el Instituto con un fuerte sentido de pertenencia y todas nosotras, presentes o a través de las redes sociales decimos: BIENVENIDOS.
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