Siempre agradecidas por los regalos de nuestros fundadores
El regalo de Unidad
Ana Luisa Pinto, RSCM, Equipo de liderazgo del Instituto
En muchas de las cartas que escribió, el padre Gailhac animaba a las hermanas a estar unidas a Dios y entre sí. Para él, «lo que hace la fuerza, el poder de una comunidad, es el espíritu de Nuestro Señor en cada miembro, y que todos los miembros hagan un solo ser». Sus últimas palabras, que nos dejó como testamento, fueron precisamente: «Unión, unión… siempre».
Hoy, en esta Eucaristía, queremos dar gracias por el liderazgo de nuestros fundadores -el P. Jean Gailhac y la Mère Saint Jean- al servicio de la UNIDAD del Instituto.
Al mismo tiempo, pedimos a Dios la «unidad de mente y corazón» -la unidad que Jesús pidió al Padre como don- y renovamos nuestro compromiso de fomentarla allí donde estemos y con todo lo que somos, para vivir y hacer avanzar la misión hoy y en el futuro.