Somain , Julio 2022
Estimado Padre GAILHAC
¡Qué alegría leer tus cartas… y más aún escucharte hablar…! Gracias por vuestros consejos, por vuestras palabras de sabiduría y por los ánimos que recibimos cada día gracias a nuestros hermanos historiadores, los miembros de la Familia Ampliada de Portugal. El Padre Gailhac, sin duda, habría apreciado y utilizado las herramientas de comunicación que ahora tenemos y que nos acercan a usted. Verdaderos periodistas-investigadores, todos estamos deseosos de seguirte, de dar testimonio del hombre, del sacerdote, del fundador, del padre que eres, comentando tu vida y más particularmente tu vida espiritual, la vida en Cristo que constantemente nos invitaste a profundizar. Es cierto que su «historia» es también la historia de todas nosotras, las Hermanas del Sagrado Corazón de María. Nos toca y nos abre a la vida de Dios.
De hecho, no fue tanto en el noviciado donde lo conocí, sino mirando a nuestras hermanas, tanto a las que ya están en el cielo como a las que tienen el don de sí mismas. Me conmovió profundamente su encuentro con usted. Esto es lo que me ayuda a crecer en el espíritu de fe que sostiene la misión, allí donde nos llaman, en la diversidad de servicios, dando prioridad a los lugares donde la vida necesita crecer.
Tu presencia, tu intercesión, las recibo como regalos, – he tenido pruebas de ello en situaciones difíciles y particularmente este año de nuevo, y te lo agradezco.
En este momento, en el que se están perdiendo los rastros de todo lo que hablaba de ti en la Casa Madre -la mayoría de tus objetos cotidianos y personales, los lugares en los que vivías con nuestras primeras hermanas- es como un niño mimado, nativo de Béziers, que estoy tentado de reaccionar. Muchas veces oí hablar de ti, en mi familia durante mi infancia, y creí conocerte. Hoy, siento que te conozco mucho mejor. Creo que nos está llamando la atención para que no nos equivoquemos en nuestra historia y reflexionemos sobre el valor del patrimonio. A partir de ahora debemos guardar y mirar, como en una caja de fidelidad abierta de par en par, no sólo su Historia, sino aún más precioso ese espíritu de fe al que nos invita diariamente. Es extraño……. nos «dejas» y de alguna manera tengo la impresión, en la confusión que siento, de experimentar una mayor cercanía a ti y por tanto a nuestras hermanas de todo el Instituto, así como a todas las que ya se han unido a ti y a las que queremos mucho.
Qué importante es darse cuenta y saber que tú, nos acoges de esta manera.
Cecile Pommier rscm