Bienvenues! Bem Vindas! Welcome! Bienvenidas! al Capítulo General 24 de nuestro Instituto!
Nos hemos reunido aquí desde muchas partes del mundo, trayendo nuestras esperanzas, sueños y preocupaciones, y llevando en nuestros corazones también, las esperanzas, sueños y preocupaciones de aquell@s que hemos dejado atrás: nuestras Hermanas en comunidad, nuestr@s colegas en el ministerio, los miembros de nuestra Familia Ampliada y de nuestra Red Mundial de Colegios. Tod@s están con nosotras en espíritu, unid@s a nosotras en oración, y estarán presentes con nosotras a lo largo del Capítulo. Much@s han enviado saludos y mensajes de apoyo, que colgaremos en el vestíbulo.
Venimos como somos, con nuestras riquezas y nuestras pobrezas, con todos nuestros dones y todas nuestras fragilidades, llamadas a ser – y deseando ser – «Mujeres de Esperanza Profética, Caminando juntas, Arriesgando lo nuevo, para que Todos tengan Vida». Al reunirnos aquí, recordamos a tod@s quienes han recorrido el camino antes que nosotras, nuestras antepasadas en la fe y en el tiempo: eran mujeres como nosotras, con dones y limitaciones como los nuestros. Fue su profunda fe y confianza en Dios lo que les llevó a realizar cosas que, tal vez, nunca pensaron que podrían lograr. Que su recuerdo y el recuerdo de la presencia de Dios con nosotras en nuestro pasado, reaviven y enciendan nuestra confianza en la presencia de Dios con nosotras hoy. Recordamos también a María, mujer de fe, cuya fiesta hemos celebrado recientemente. Que la aceptación creyente de María de la invitación de Dios a un futuro desconocido nos inspire, mientras discernimos el camino a seguir durante este Capítulo, confiadas en que Dios, que ha caminado con nosotras en el pasado, sigue caminando con nosotras hoy.
El retiro en el que vamos a entrar esta tarde nos ofrecerá tiempo y espacio para estar en silencio, para sumergirnos en esa presencia, la presencia de Dios, para permitir que nuestros corazones se aquieten, escuchen, reflexionen y sueñen de nuevo el sueño de Dios para nuestro mundo. En este Capítulo, nos enfrentamos a importantes opciones y decisiones que determinarán nuestro futuro como Instituto y el futuro de la Iglesia misma (recordando que nuestro Capítulo es un «acontecimiento eclesial»). Por eso, pedimos tener corazones abiertos que dejen espacio para que la gracia del Espíritu, la asombrosa gracia de Dios, actúe en nosotras y dé fruto. Pedimos tener corazones y mentes que escuchen profundamente unas a otras, sin dejar a nadie atrás, que hablen con honestidad, disciernan sabiamente y acojan las cosas nuevas que Dios está haciendo, los nuevos caminos que abre el Espíritu de Dios, caminos que nos permitirán vivir más plenamente nuestra misión en la Iglesia y en el mundo de hoy y de mañana. Lo hacemos con la firme convicción de que, como RSCM, «llamadas a participar en la misión vivificadora de Jesucristo» (DM), tenemos una contribución inestimable y única que hacer para que se haga realidad el sueño de Dios para nuestro mundo de hoy.
Pedimos al Espíritu Santo, por tanto, abundancia de esperanza durante este Capítulo, esperanza profética, el tipo de esperanza que nos da el valor de escuchar profundamente los impulsos del Espíritu, en las llamadas que surgen durante este Capítulo. La esperanza que nos anima a arriesgar lo nuevo, a dar el primer paso en el camino que Dios nos abre en este momento de nuestra historia. Es la esperanza tan bellamente expresada por San Pablo en su carta a los Efesios, cuando pedía «que se iluminen los ojos de nuestros corazones para que veamos la esperanza a la que Dios nos ha llamado, y conozcamos cuán ricas son las bendiciones que Dios ha prometido que serán nuestras». (Ef. 1:18)
Es la esperanza que encontramos repetidamente expresada en las cartas de nuestro Fundador, Ven. Jean Gailhac, y que él seguramente desea para nosotras al entrar en el Capítulo 2025. Escribe: «Que el Dios de la paz y de la consolación las colme cada vez más de sus gracias. Que la fe, la ESPERANZA y el amor abunden cada vez más en nuestros corazones y las hagan santas» (GS/8/VIII/79/A. Vol. II, p. 81).
¡Que recibamos el don de la esperanza en abundancia durante las próximas semanas!
Hna. Margaret Fielding, RSCM
